Kronospan ha puesto ya en marcha una inversión de 60 millones de euros -la más importante que se acomete en la provincia en la última década- para transformar su fábrica de Castañares en un centro de producción del tablero aglomerado de referencia internacional y situar en Burgos sus almacenes nacionales de suelo laminado, que ocuparán una nueva planta en el complejo de 3.000 m2. La previsión es que este proyecto, que se encuentra en fase de planificación, compra de maquinaria a nivel internacional y solicitud de licencias de obras (antes de que finalice noviembre), esté culminado para el próximo verano.

La segunda fase, que hará de Castañares la mayor fábrica del sur de Europa, se pondrá en marcha en el plazo de «uno o dos años», dependiendo del comportamiento del mercado maderero, y contempla una nueva inversión de hasta 40 millones para ampliar las instalaciones y su capacidad productiva, para lo que ya se han adquirido terrenos colindantes a la fábrica actual en Cardeñajimeno.

El presidente de Kronospan en España, Neil Collen (en la imagen), confirma con estas cifras y los planos sobre la mesa que el compromiso de la multinacional austriaca con Burgos es «firme» tras un proceso judicial «muy duro» de adquisición del Grupo Interbon, por el que pagaron 50,5 millones de euros, a los que se han sumado otros 20 millones necesarios para reactivar y soportar la actividad de las plantas de Burgos, Salas de los Infantes y Toledo (Puertas Dimara).

Estos activos se adquirieron con un retraso mucho mayor del previsto por Kronospan y en mitad de una grave crisis de mercado motivada por la caída de ventas por el parón en la construcción y la duplicación del precio de la madera, su materia prima básica. Además, subraya, Castañares -a diferencia de Salas- es una fábrica «antigua que no tiene la productividad de las modernas». Collen, que ha capitaneado todo este proceso desde sus inicios, recuerda que las dificultades a las que se han enfrentado estos últimos tres años han sido de tal gravedad que en un momento se llegaron a plantear el cierre de Castañares -«porque tenía sentido analizado desde el punto de vista económico»- y construir una nueva fábrica en Salas de los Infantes «o en otro punto de España». «Tengo que dar las gracias a los trabajadores porque desde la subasta de los bienes [de Interbon] han apostado por nosotros, pese a que no ha sido fácil para ellos porque tenemos que ajustar la plantilla a las necesidades de la fábrica. Han luchado por sus intereses, pero han sido realistas para conservar esta planta y defenderla ante la multinacional…», subraya el presidente de Kronospan, quien añade que la inversión aprobada garantizará esta industria burgalesa «durante muchos años».
Como referencia, Kronospan es el líder mundial en la fabricación de tablero aglomerado, con 14.000 trabajadores en plantilla y 42 fábricas en Europa, principalmente, Estados Unidos y China. Junto a Burgos, actualmente acomete proyectos fabriles en Rusia y Bielorrusia. Su facturación supera los 4.000 millones.

La centralización de parte de la producción y los almacenes en Burgos persigue, entre otros objetivos, el acercarse el máximo posible a los clientes, a los que buscan abastecer de cualquiera de sus productos en un plazo máximo de 48 horas.

En pro de este reto, la multinacional está en proceso de adquirir una empresa estibadora que opera en los puertos marítimos del Mediterráneo y va a iniciar pruebas para conectar ferroviariamente los puertos secos de Villafría y de Gandía, con vistas a impulsar las exportaciones. Collen apunta que todavía no les salen los números, no tanto por los convoyes de ida sino por los de vuelta, que están estudiando cargar con el material de reciclaje que se emplea en la elaboración del tablero aglomerado (palets, astillas, serrín, etc.).
Los tableros que se fabrican en Burgos se comercializan en la Península, Francia, Gran Bretaña, Italia, países del norte de África y Latinoamérica, un mercado en expansión al que también se encamina -por afinidad cultural e idiomática- la apuesta que Kronospan está haciendo en Burgos.

Fuente: Diario de Burgos / Foto: Alberto Rodrigo