Una tasa de abandono escolar baja, un alto índice de escolarización, un elevado porcentaje de población que se gradúa, una población que continúa los estudios más allá de la etapa obligatoria muy alta y la inexistencia de diferencias de resultados entre los alumnos que estudian en la pública y en la privada ni en el entorno rural o urbano son los resultados que presenta la educación de Castilla y León y que la hacen liderar el sistema educativo español.

En opinión del director general de Políticas Educativas de la Junta de Castilla y León, Fernando Sánchez-Pascuala, la clave del éxito del sistema educativo castellano y leonés está en la coherencia. «A lo largo de los años hemos seguido una política coherente que no busca el destello a corto plazo sino, una política de poco a poco», resume.

En el último informe del sistema de indicadores de la Educación de 2014 del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, dependiente del Gobierno estatal, Castilla y León vuelve a estar en los puestos de cabeza en todos ellos.

Así por ejemplo, en la tasa bruta de población que se gradúa en ESO, Castilla y León está en el 78,7 por ciento, con un incremento de dos puntos en la última década y más de tres puntos y medio por encima de la media nacional (75,1 por ciento). No llega a los índices de País Vasco (85,6 por ciento) pero es la cuarta de España cuando en 2001 era la quinta.

Y cuando la educación deja de ser obligatoria, también sigue en cabeza con un 57,7 por ciento de la población que se gradúa en Bachillerato (aquí las mujeres destacan con un 65,3 por ciento frente al 50,6 por ciento de hombres) a los que hay que sumar otro 25,4 por ciento que lo hacen en Formación Profesional de Grado Medio (la diferencia entre sexos es mínima). Y luego buena parte de ellos continúan con estudios superiores.

La tasa de abandono en Castilla y León se encuentra en el 18,8 por ciento, frente al 23,5 por ciento nacional que con estos parámetros se sitúa en la posición que la Comunidad tenía en 2007. Es decir, que saca seis años de ventaja al país. Aunque el dato sea mejor, no hay momento para la complacencia pues todavía es necesario trabajar mucho en este aspecto para llegar al diez por ciento, objetivo fijado en la Estrategia Europea 2020.

Detectado este problema, desde la Junta se trata de poner solución. ¿Cómo? Este curso se ha puesto en marcha el programa Gradua2 dirigido a alumnos de 16 a 18 años con cinco o menos asignaturas pendientes para lograr el título de ESO y que se comprometen a asistir a clase con itinerarios específicos para continuar su formación una vez graduados.

Estos buenos resultados se pueden conseguir por la vía rápida o con un trabajo desde las primeras etapas educativas, como explica Sánchez-Pascuala: «Hasta hace nada había comunidades en las que se podían graduar en la etapa obligatoria con 12 suspensos acumulados. En Castilla y León si tenían suspenso Matemáticas y Lengua o cuatro acumuladas no pasaban de curso. Al final, de lo que se trata es de que el alumno sepa más, no de mejorar tasas de forma rápida. Pero a largo plazo los resultados están ahí».

Así, en Castilla y León la tasa de repetidores ha experimentado un progresivo descenso y similar en los principales cursos. En Sexto de Primaria ha pasado del 8,7 al 6,4 por ciento, en Segundo de la ESO, del 14,9 al 10,3 por ciento y en cuarto, del 10,9 al 8,4 por ciento. Como se puede observar, se ha logrado rebajar donde más había, «fruto del trabajo de alumnos y profesores para alcanzar mejores resultados». Al detectar el problema, se pusieron en marcha las clases de refuerzo en los cursos clave dentro de los programas de éxito educativo por los que pasaron 10.892 alumnos el pasado curso.

Fuente: Diario de Burgos

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